Ayer pasé un buen día. No hay nadie perfecto, lo tengo claro, la persona que ayer me acompaño, se acerca a la perfección, es mi opinión, que nadie empiece a sacar conclusiones, pues ni ella ni yo, nos comimos una rosca, ya quisiera yo.
Pues el resultado es que dormí bien, pocas horas, pero yo duermo muy rápido, y mira por dónde me acordé de las personas con miopía cerebral.
Es una nueva patología, muy extendida en los políticos o políticas.
Voy a empezar con la delegada del gobierno en Asturias, la señora Adriana Lastra. Lo primero que le quiero decir, con todos los respetos, es que usted no es más que nadie, menos tampoco, es una empleada del pueblo soberano.
Yo vi como no hace mucho usted decía, más o menos, lo siguiente, “venir a Asturias, venir y aprenderéis como se gestiona una Autonomía”. Yo le tengo mucho respeto, pues sigo su actividad política, no digo carrera, porque creo que la política no es una carrera, es una vocación, trabajar por el interés general del pueblo.
Yo le voy a hacer una invitación, vamos a bajar al barro y ver la realidad de Asturias, y, cuando terminemos, hacemos balance de la gestión del gobierno del Principado, ¿qué le parece? No está mal el estar bien informada, es la manera más segura para no meter la pata. No va a ir como delegada, iremos en igualdad de condiciones, Adriana Lastra y Vicente de casa Salvador. No hace mucho tiempo, pues el tema es tan claro, tan fácil de ver, puede usted ir acompañada, por si le afecta el qué dirán, yo no tengo perjuicios ni complejos, lo que digan los demás, no es mí problema.
Yo soy parte del pueblo soberano, soy su jefe, y usted mí empleada.
Usted me cae bien, yo la escucho, sería buena experiencia que usted me escuche a mí, pues votar, no es, ahí tienes mi confianza, es igual que un partido de fútbol, hay que hacer un buen marcaje, te meten un gol por menos de nada.
¿Qué le parece la idea? Venga mujer, adelante, seguro que, conociendo su amor por Asturias, por los asturianos, seguro que haremos un buen trabajo.
Asturias es de todos.
Nos vemos.
Vicente de casa Salvador.
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