Hoy como siempre, es martes, día de mercado en la Pola. Yo sí estoy en la Pola los martes, siempre voy al mercado.
Y quien me lo iba a decir, encontré a Bernardo en la Pola y, ¿quién es Bernardo?, es un enviado de Santa Marta, patrona de la hostelería.
-"Buenos días"
-"Buenos días, estoy buscando estas oficinas, ¿voy bien?”
-“No, mire usted, están cerca, yo le acompaño.”
Lo acompañe y más o menos nos presentamos. Nos empezamos a tutear, no es falta de educación, se notaba por las dos partes. Lo acompañé a las oficinas, lo espero sentado en un banco porque yo nunca tengo prisa, y noté que debía esperar a Bernardo. No me equivoqué, no tardo mucho tiempo y decidimos ir a tomar algo.
Qué difícil es encontrar a personas como Bernardo, te puedo pasar una vez en la vida. Lo recogían a las 12:50h Loli, una señora encantadora de su confianza. Nos dio tiempo a tomar una infusión y un pastel de manzana, nos pusimos a hablar. Los dos somos funcionarios en la reserva y me habló de su vida, sus proyectos, cuanta experiencia, sabiduría, humildad, talmente parece que está empezando su vida.
Cuantos Bernardos hacían falta en este mundo al revés, para darle la vuelta, que paradoja. No hablamos de política ni de fútbol, hablamos de temas muy interesantes, como no podía ser otra manera. Yo respeto a todas las personas, somos libres para hablar de lo que queramos, no estamos aquí para adoctrinar a nadie.
Hoy y ahora, puedo decir que me toco la lotería sin tener ninguna participación.
Quiero dejar claro que yo nunca le hice la pelota a nadie, soy libre como el viento, hijo de la naturaleza, no tengo amo, ni perro que me ladre. Bernardo, afortunadamente, tiene perro, pero no le ladra, lo espera impaciente.
Gracias Bernardo.
Salud, paz y amor.
Vicente de casa Salvador.
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