Tú bajabas y yo subía. Nos cruzamos en aquella senda, con la naturaleza presente.
Ni una palabra, solo una mirada y algo noté, y tú, no lo sé, pero de repente oigo tú voz.
Me increpaste, me confundiste, me enamoraste, con la naturaleza presente, y te marchaste.
Allí solo me dejaste, con la naturaleza presente, me di cuenta que eras una Xana.
Me enamoré de una Xana, me enamoré simplemente.
Vicente de casa Salvador.
Comentarios
Publicar un comentario