DIOS SALVE A LA REINA

                                         

Cuenta la leyenda que, en un pueblo del Occidente de Asturias, había una princesa. Era hermosa, todos los mozos se enamoraron de ella.

      Era un pueblo muy culto, nadie se disputaba a la princesa en ningún duelo, cada uno tenía su estrategia, pues ella no desprecio nunca a nadie, era amable, simpática, a pesar de ser la princesa.

    Un día un mozo, se acercó a ella, y la invitó a dar un paseo. “De acuerdo”, dijo ella, ante el asombro de aquel atrevido mozo, pues le costó trabajo creer que ella iba a aceptar la invitación. Ya cerca del palacio, el mozo, sin perder la oportunidad, le pido volver a pasear otro día, y ella, con aquella cara angelical, acepto la invitación, y así varios días. El mozo se enamoró de la princesa, y sin demora se declaró, sabía que era princesa, ella le llamó vanidoso, él ni idea.

   Un día la princesa se fue a otro palacio, tenía algún proyecto, tenía libertad y ningún compromiso.

   El mozo, triste y aburrido, asumió la decisión de la princesa, pero nunca la olvido. Hoy día, la princesa, ya es Reina, la Reina madre, también abuela. El mozo también tiene su vida, pero de alguna forma secreta, siguen en contacto, pero por encima de todo, hay respeto, fruto de la buena educación recibida por las dos partes.

    Las leyendas, no todas, tienen algo que no es leyenda, es la realidad de la vida, lo que pudo ser y no fue, una utopía. Lo que es cierto, que tanto la Reina, antes princesa, como el mozo, siempre tendrán los recuerdos de aquella leyenda apasionante.

  Dios salve a la Reina.

 

Vicente de casa Salvador.

Comentarios