Cerredo era un pueblo agrícola y ganadero. Se puede decir que antes de comenzar la exploración minera, en Cerredo se vivía de agricultura y la ganadería, también, en algunos casos de la caza y la pesca. Había molinos para moler el grano, y con la harina se hacía el pan. Más o menos se hacía pan una vez a la semana. También se hacía manteca, queso, y al final del otoño se hacía el sanmartino. Nunca faltaba comida durante el año, había poca fruta, la necesaria para el organismo, algo muy importante. No había analfabetos, había personas, mujeres y hombres muy preparados. Yo recuerdo que en la casa que nací, casa de Salvador, había un baúl lleno de libros. Todas las puertas estaban abiertas, podías entrar en cualquier casa, era muy joven para saber si había algún problema, no hay nada perfecto.
Empezó la mina, poco a poco, todo fue cambiando, era el progreso, pero, ¿fue bueno el progreso? Tal vez no, pero si para las personas que venían de otras partes a trabajar y a progresar, también para las personas del pueblo. Es muy fácil, ahora, después del paso del tiempo hacer una crítica de lo que debía de ser, y no fue, para eso están las utopías. No soy el más indicado para hacer un juicio de valores. Después me fui del pueblo a los 20 años, tengo unos recuerdos que nunca voy a olvidar.
Y ahora no me deja tranquilo la nostalgia, pero es normal. Aquellos 20 años, aquellos amigos, los amores, la vida… Hoy estoy a punto de cumplir 77 años, me faltan familiares, grandes amigos y amigas, estoy desconcertado, ¿porque pasa lo que está pasando? Ni idea, cuanto agradecería que alguien me diga si cometí algún error y lo puedo demostrar, no tendría ningún problema en pedir disculpas. No me gusta el silencio, no me gusta la mentira, ya sé que la verdad hace daño, todo tiene solución, menos la muerte, ¿qué está pasando? Eso quisiera saber, ¿tan difícil es hablar? Parece que sí.
Hay familias que no se hablan por culpa de un trozo de terreno, por una herencia de poco valor, todo por temas materiales, ¿dónde están los valores? La ética, la moral, el amor. Que importante es el amor, a los abuelos, a los padres, hermanos, a las personas. Hoy se le da más amor a un animal que una persona, todo por la mala educación recibida. Y después están los políticos, que ejemplo están dando los políticos, que pena. Que antes de ayer, tenías una amiga, bueno, creías que tenías una amiga, hoy no te saluda, no te habla, no te habla un hermano. Yo viví, afortunadamente, otra cosa. Recuerdo cuando se movilizaron varios pueblos para sacarme a mí muy grave para Oviedo, tenía 13 años. Si hoy me pasara lo mismo, no lo cuento. No puedes ir al médico libremente cuando estas malo, te dan vez, (cita) para dentro de una semana. A los médicos les dicen el tiempo que tienen para mirar cada enfermo, ¿todos los enfermos somos iguales? No lo entiendo, manda más en un Centro médico un político, que el médico, ¿será porque el político se pone su sueldo y gana más?
Adoramos a un futbolista, o tenista, pero no los conoces de nada, y agredimos o insultamos a un médico, o a un maestro, que son los más importantes en nuestras vidas, que cometen errores, normal, con la presión que tienen, ¿porque no los dejan trabajar tranquilos?
Yo tenía muchas ilusiones, conocí la triste historia de mi abuela paterna, además de otras historias. Creía en aquellas personas y les daba mi confianza, pero no quiero volver al pasado, quiero un mundo justo, quiero ser respetado, no soy más que nadie, pero menos tampoco, quiero que desaparezca la mentira, caiga quien caiga, quiero que miren a la cara, quiero pedir disculpas, si alguien me demuestra que tengo que pedirlas, no quiero que me difamen más, no me coloquéis etiquetas, quiero la verdad. Hoy vi la hipocresía, me crucé con ella en la calle, que prepotencia, no sabía el daño que estaba haciendo. ¿Será que estoy circulando por el sitio contrario?
No entiendo nada, para acabar, tengo que decir lo de siempre:
“Yo tengo la conciencia tranquila, ¿y tú?”
Salud, paz y amor.
Vicente de casa Salvador
¡Que bonito!
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