Un día cualquiera, entados en una mesa, había una silla vacía, Estaban los platos, los cubiertos Y todos se preguntan,
“¿falta alguien?, ¿quién será?”
Llegó el camarero Y dijo, “señores, ¿esperamos un poco?, parece que falta alguien”. “No, ya estamos todos”. “¿Y la silla vacía?”, responde el camarero. “No está vacía, están ellos, son el pasado, nuestras familias, sin ellos sería imposible que nosotros estuviéramos aquí hoy es un día tan especial. Nos acompañan, ahí, en esa silla, hay mucha historia, hay mucho amor”.
Tal vez, siempre deberíamos reservar una silla vacía, porque nunca estará vacía.
Salud, Paz, y Amor.
Vicente de casa Salvador
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