RECORDANDO A JORGE MANRIQUE

 


Hoy me voy a dar un homenaje.

   Recuerdo la primera vez que, dando un paseo bien acompañado, llegue junto a ella hasta cerca de su casa.

  Que agradable conversación, lo recuerdo literalmente, todos sus proyectos. Yo no formaba, parte de ellos. Me empecé a dar cuenta que merecía la pena estar a su lado, poder escucharla, cuántas ilusiones, la miraba a los ojos, brillaban, me gustan los retos, pensaba y pensaba, nos despedimos, hasta mañana.

   La noche fue inquieta, mi corazón bailaba, algo notaba.

   Llegó un nuevo día. Dimos otro paseo, pero ya no era lo mismo, distinto diálogo, la misma sonrisa, sus ojos brillaban, empecé el repertorio, me declaré sin demora, sin demora me responde, me llamo vanidoso, y pensé, ¿que quiere decir? Estaba seguro, empezaba algo nuevo, nos despedimos, hasta mañana.

   Y así un día y otro, y yo me decía, paciencia, yo estaba seguro, ¿y ella? Ella era libre, no soltaba prenda, no me importaba porque yo la quería. Ella era libre, ninguna presión, respeto, siempre respeto, éramos jóvenes llenos de vida, yo la quería, la sigo queriendo, amor fraternal. Todo ha cambiado, ella tiene su vida y es feliz, eso es muy importante. Yo tengo mi vida, no estamos lejos, nos respetamos, quedan los recuerdos de aquellos tiempos, de aquellos sueños, de aquellos paseos, de aquellos relatos.

   Que hermosa es la vida cuando con grandes personas es compartida.

Salud, paz y amor.

 

Vicente de casa Salvador

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