¡QUE VERGÜENZA!

                         

La historia que voy a escribir hoy, fue de las más populares de mis tiempos de joven.

Como era normal, en Cerredo había equipo de fútbol y había buenos, futbolistas.

   Recuerdo que Pepe de Anxelon era central, buen mozo, agradable, no recuerdo nada negativo de este vecino.

   Pero también jugaban a los bolos en la bolera del pueblo, la mayoría no eran futbolistas, eran buenos jugadores de bolos. Los de Pataguin, Pedro de Romaldo, gran jugador, y varios. El mejor día era el domingo. Desde por la mañana, (ni iban ni a comer), recuerdo a mí padrino Salvador, que iba a mi casa, levantaba la tapa de la pota y lo que el tenedor sacaba, cogía un cacho de pan, y rápido para la bolera, estaba al lado, más cerca la tenía Pedro de Romaldo.

   Las partidas duraban horas, todo el día, y nosotros en el famoso muro de la bolera mirando, creo que había 40 bolos armados en una hermosa piedra, a unos 20 metros, más o menos estaba el 4, un bolo especial, había que pasar la bola después de tirar el 4, si no pasaba no valía, el jugador había, acochado, acochar, era una humillación.

   Un domingo cualquiera, empezaron a jugar, todo normal, hasta que salto la sorpresa, nadie lo esperaba, que vergüenza.

   Le tocaba tirar a Pepe de Anxelon, era un atleta, pero la vida te juega malas pasadas, y Pepe de Anxelon, acocho. No puede ser, decían por el pueblo, nadie lo creía. La noticia traspaso fronteras, que vergüenza, pues es verdad, mi hermano Pepe está vivo, él lo sabe igual que yo, hubo tema para rato, como era normal. Pepe de Anxelon, (QEPD), siguió jugando a los bolos, ya podía volver a acochar, la deuda ya estaba pagada.

  Siempre se baten los récords.

   Nadie es imprescindible.

Salud, paz y amor.

 

Vicente de casa Salvador

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