LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON

                                 

Soñé que estaba soñando en un mundo en el que solo había playas llenas de niños disfrutando en el agua Niñas y niños, con sus padres hablando de su futuro, maestros, médicos, no había ejércitos, ni magistrados, nadie quería ser abogado, y los abuelos jugando a la brisca, al come come, con sus pensiones de humoristas. Y las abuelas, hermosas abuelas, llevando las riendas de la familia.

No querían guerras, ni hombres robando carteras, solo querían ver a sus nietos en armonía jugando en la playa, pronto serían maestros y médicos, y profesiones nobles. Había armonía, no querían guerras, ningún piloto de artillería, eran mujeres, no eran sumisas, llevaban las riendas, no tenían prisa, y aquellos hombres jugando a la brisca, con una sonrisa, “¡dame un café, con unas gotas de orujo!,” podía ser francés, era de un mundo, un mundo que no estaba al revés.

    Soñé, que soñaba. Y desperté.

 

Salud, paz y amor.

 

Vicente de casa Salvador

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