LA VIEJA CORRUPCION

                             

   Yo creo que siempre hubo corrupción, y creo siempre la habrá.

   El corrupto está en todas las partes da igual el color o signo, el problema es la persona.

    Hace muchos años, mi buelina Benigna Tablado Cosmen, tenía un tío que era cura en Cerredo. Cuando celebró la primera misa, le regalaron un Viril. Al final de su vida, se lo dejo al pueblo, en manos de mí buelina, ella pensó que no era el sitio adecuado, y lo llevo para casa de José de Benjamo, hombre de su confianza. Y allí estuvo el Viril durante muchos años, solo se sacaba para la procesión del día de Corpus. Después de la procesión, lo había que devolver al mismo sitio. El tío José de Benjamo y su esposa se murieron, y quedó su hijo Benjamo. Un día, alguien fue por el Viril, era el día de Corpus. Jamo, como todos le llamábamos, le dijo al encargado de recoger el Viril, que después de la procesión, como siempre, lo devolviera a su sitio, pero no lo devolvió. Después de unos días, Jamo me llamó, yo fui a Cerredo y me explicó lo que había sucedido con el Viril. Yo hablé con la persona que fue a buscar el Viril y me dijo que el cura de otro pueblo se lo llevó para la procesión. Me mintió. Después, hablé con los responsables de la junta del pueblo y me dijeron que el Viril estaba guardado. Yo les pregunté, “¿lo visteis?, es una pieza muy valiosa, es del pueblo”, uno me dijo, “no creas que vale tanto, es un Viril normal”.

   ¿Qué pasó con el Viril que dejó el tío cura a mi buelina?, yo nunca lo volví a ver, si me tocó ir alguna vez a buscarlo a casa del tío José de Benjamo, yo lo recuerdo, era hermoso, no puedo decir el valor material del Viril, en lo sentimental, no había bastante dinero en el mundo que lo pudiera pagar.

   Subiendo por el camino del río Cerreo, había varias fuentes, la más emblemática para el pueblo, era la fuente de la piedra. Salía el agua sobre una piedra semi redonda que tenía un canal de más o menos un centímetro, de los años, tal vez siglos, de pasar el agua por él. Hace poco, como siempre, yo fui a deber agua a la fuente de la piedra. Cuando llegue hasta ella, estaba la fuente, pero no estaba la hermosa piedra, triste, muy triste, se llevaron la piedra.

   Yo hice el siguiente poema, es un homenaje a la fuente de la piedra.

   Me quedé de piedra.

Salud, paz y amor.

 

Vicente de casa Salvador

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