Navidad, quién te vio y quien te ve.
Recuerdo la Navidad, yo era un niño feliz. Recuerdo las luces de aquel candil de carburo, también velas de sebo hechas en casa, un frío invierno. Era Navidad y lo más importante, tener a la familia reunida. Llegaba la cena, era Noche Buena, cena especial, un gallo de casa, el mejor manjar, bastantes patatas pues éramos muchos y tenía que alcanzar. Después los postres, que los hacía mi abuela, feisuelos con azúcar, que buenos estaban. Durante la cena el abuelo nos contaba su vida, curtido, sereno, cuanto respeto, teníamos poco, lo suficiente.
Terminaba la cena, el abuelo sacaba aquella vieja baraja, y nos poníamos a jugar a la brisca mientras la abuela estaba tejiendo calcetines de pura lana de oveja.
Llegaba la hora, mis padres decían, ¡a dormir! Cuanto respeto, se apagaba el candil, se apagaban las velas, ya es Navidad.
Empezaba la abuela moviendo aquel odre, haciendo manteca para el desayuno, una recha con miel y café con leche.
Todo se acaba, el abuelo y sus batallas, los acertijos, jugar a la brisa, la abuela y sus calcetines, los padres.
Es Navidad, mil luces al mi alrededor, no tengo abuela.
Estoy en un balneario, lejos de casa, no están mis padres, exceso de comida de todas las clases, lo tengo todo, pero no tengo nada. Personas amables, es Navidad y que bien me tratan, algo me falta, me falta jugar a la brisca, contar acertijos, es Navidad, todo se acaba.
Esta es la vida que libremente decide por mí, ya no está mi madre, ni tampoco mi abuela, lo tengo todo, pero no tengo nada.
Es Noche Vieja, demasiada comida, exceso de alcohol, está la vida, un mundo al revés, yo la elegí, solo me queda mandar un mensaje, tal vez dos, demasiado tarde, varios mensajes, llegará diciembre, pero no habrá Navidad.
Salud, paz y amor.
Vicente de casa Salvador, Navidad 2024
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