Lucinda valdés Roces, mi abuela paterna. Sin ella, mi padre no habría nacido. Hoy se celebra el día del padre, yo lo respeto, no comparto las fiestas de consumo, para mí, el día del padre, es todos los días.
Yo comparo a mi abuela paterna con la madre de los hermanos Kennedy. Creo que eran 8 o 9, la diferencia era material, no entro en detalles, donde hubo poca diferencia, fue en el sufrimiento, las dos, sufrieron mucho.
Yo no quiero entrar en polémicas, no quiero más guerras, quiero paz infinita. Qué casualidad, mi abuela tenía 7 hijos, igual que su hijo José Agustín García Valdés, mi padre. Lo que cambiaba era que mi abuela tenía cuatro hijas y tres hijos. Empezó a sufrir muy joven, era el año 1934, la revolución de Asturias, 1936, la guerra civil en España, no voy a entrar en detalles, no quiero etiquetas.
A mí abuela le arrancaron de las entrañas a sus cuatro hijas. La mayor se llamaba Rosario, se murió, no sé sabe cómo ni donde, prácticamente no se sabe nada. Las otras tres regresaron cuando se acabó la absurda guerra, una de ellas, herida por la metralla de una bomba.
Un día estaba en su casa con dos hijos, uno tenía 18 años y el otro 5. Se llevaron al de 18 años, carne de cañón, al frente, a los dos días cayó muerto en combate en Oviedo, no pudo recuperar el cadáver, tenía 18 años.
Mi abuela murió enferma mental, murió bien atendida, doy fe. Yo la iba a ver cuándo podía. Me cuidó cuando tuve que quedarme en Sama, cuando estuve tan grave. Nunca olvidaré a mi abuela paterna, la otra, es la que me cuida a mí, buelina.
Yo sé de dónde vengo, por eso tengo muy claro a donde quiero ir y donde no quiero volver.
¿Y tú?
Salud, paz y amor.
Vicente de casa Salvador
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